Estas palabras decían las hermanas Marta y María ante la muerte de Lázaro, ya es tarde, ya ha fallecido, ya huele, está muerto, sin embargo el Evangelio de hoy, nos muestra que con Dios nada es imposible, si colocamos nuestro corazón en Dios.
Esta mismo pensamiento nos puede invadir a nosotros, "no tengo solución, soy un pecador, mis pecados ya huelen", todavía vivimos la cuaresma, todavía es tiempo de conversión y salvación. Dios nos ama, tiene una historia de amor para cada uno de nosotros; para Dios, nada hay imposible si depositamos en Él nuestra confianza. Por muy profundas que sean nuestras heridas, Dios si se las ponemos a sus pies las sanará, quiere que vivíamos la luz, no la oscuridad.
Si todavía no lo hemos hecho, abramos nuestro corazón a Dios, volvamos hacia Él, recibamos su misericordia y la salvación, Busquemos la Santidad.
Miguel Ángel de la Torre Vallejo
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