sábado, 16 de abril de 2011

Visperas del Domingo de Ramos


Rescatado año 2006

A estas horas comenzamos en la Iglesia la celebración de la semana mayor, la semana en la que celebramos los acontecimientos centrales de nuestra fe; que Cristo ha muerto y ha resucitado, por ti y por mi. Todo un Dios acepta el sufrimiento, la pasión, la cruz , para darnos la Vida y la resurrección.


   En nuestra geografía andaluza, a partir de esta tarde comienzan los desfiles procesionales de las hermandades y cofradías, llevando a la calle la representación de los diferentes misterios de la semana de Pasión. Son días de contemplación plástica en las calles, de oración silenciosa bajo la túnica de la hermandad, de hacer oración con la música, o simplemente con el silencio de la calle bajo el ronco tambor de la hermandad de la Salud.

   Es la semana de la Pasión, corriendo a veces el "riesgo" de perdernos en las calles y olvidarnos de celebrar los momentos fuertes de las celebraciones litúrgicas. Mañana en la procesión de las palmas, donde acompañaremos a Cristo con palmas y ramos de olivo en las manos, "HOSANNA AL HIJO DE DAVID", aclamaremos, como hicimos con Cristo a quien el pueblo recibió en Jerusalén, pero que más tarde gritará "CRUCIFICALO", A "ESE NO, QUEREMOS A BARRABAS".


Hermanad del cerro año 2006

   En el triduo sacro,  el jueves, celebraremos la institución de la Eucaristía, del sacerdocio, y pasaremos las últimas horas con Cristo, para el viernes dejarlo sólo en la cruz, en el silencio en la noche..... sólo con María y el Apóstol Juan....
  Bajo su  providencia, acompañarnos en estas horas de soledad y de vacío, descendiendo hasta lo más profundo de nuestra miseria, porque  allí  un Dios que resucita, que vence a la muerte, que saca de nosotros todo lo viejo para hacerlo nuevo, que como a la Verónica miraba camino del calvario impregnaba su faz en la tela, quiere impregnar su corazón resucitado en el nuestro, y cambiar nuestra vida y nuestro corazón..

   Aprovechemos estos días espiritualmente, que Dios sale a nuestro encuentro y ahora te puede tocar a ti.
Miguel Ángel de la Torre Vallejo


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