domingo, 14 de noviembre de 2010

Soy Padre


Si queridos lectores, somos padres mi esposa y yo de dos estupendos hijos que Dios nos ha dado, y me gustaría compartir con todos vosotros una inquietud que tenemos.

   Nuestros hijos se encuentran en edad escolar, y los tenemos en diversas actividades que realizan fuera del horario lectivo. Clases de pintura y teatro, diez euros al mes, clases de equitación venticinco euros al mes, piscina catorce euros al mes,y en definitiva cada actividad que realizan los hijos, debe de ir acompañado del correspondiente y justo precio.

   Pero hay una serie de actividades que realizan y no pagamos, van a catequesis todas las semanas, y nosotros como matrimonio también lo hacemos, no nos cuesta un céntimos de euro, pero tanto nuestros hijos como nosotros,estamos cobijados del frío o del calor, en edificios de la Iglesia, con calefacción o aire acondicionado y con luz eléctrica, con mesas y sillas, con sus catequistas o sus sacerdotes que nos ofrecen su tiempo y su experiencia de Dios sin recibir ni pedir nada a cambio, pero que sin embargo están ahí.

   Cuando celebramos la Eucaristía dominical, las puertas del templo están abiertas para acogernos, las estufas encendidas para que el frío invierno no nos haga estar gélidos delante de Dios, la luz encendida, y al comenzar la celebración los cirios del altar luciendo su llama. Todo lo que nos ayuda cuesta dinero, la factura de la luz hay que pagarla al final de mes, los seguros de responsabilidad civil también, e incluso quien madruga más que nadie para tener la puerta abierta del templo. Personas desinteresadas pasan la escoba y la fregona durante la semana para que todo está limpio y acogedor en la casa de Dios.

   Por tanto, colaboremos con el sostenimiento de la Iglesia, y no sólo en lo económico, sino también con nuestra colaboración humana, porque aquí no sobra nadie y tú puedes ayudar. GRACIAS

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