domingo, 28 de agosto de 2011

Tras la JMJ de Madrid 2011

Han pasado unos días, desde la celebración de la misa de envío en cuatro vientos, y que marcaba el inicio  de la JMJ en cada uno de los jóvenes y no tan jóvenes allí presentes. El recinto de cuatro vientos se llenó y muchos se quedaron fuera, rompiendo todas las previsiones de la organización, al darse cita en Madrid de más de dos millones de jóvenes de todo el mundo.

     Numerosos medios de comunicación, intentaron en los días previos, desprestigiar el evento que se celebraría en Madrid, especialmente a quien lo presidiría los actos centrales de la Jornada, es decir al Papa Benedicto XVI. Pero en el aeropuerto en su discurso el día 18 de agosto nos lo enseñó a todos, "vengo a España como sucesor de Pedro, a animar en la fe a mis hermanos, para edificarlos en Jesucristo", vaya, no venía como jefe de Estado, ,sino como apóstol, que lo es, y no viene a enseñarnos lo apuesto y lo valiente que es el Papa, sino a mostrarnos a Jesucristo.

Todos los discursos que ha pronunciado en la Jornada, están centrados en Jesucristo, no en el Papa, hasta en eso este hombre es humilde, y continuamente ha estado agradeciendo a los jóvenes el haberse reunido en Madrid, para celebrar la Jornada Mundial. 

      "Seguid a Jesucristo, pero no por libre sino en la Iglesia, no ha parado de repetir, arraigaros en Cristo, sed firmes en Jesucristo", y a lo largo de todos los discursos nos ha ido presentando como hacer este seguimiento. Desde el servicio a los más pobres y necesitados, desde los que sufren persecución por su fe, desde los que en el dolor y el sufrimiento de la enfermedad muestran en rostro bello de la cruz de Jesucristo.

      El lunes podía escuchar en una tertulia radiofónica, como un contertulio, haciendo balance de la visita, decía haber echado en falta un compromiso más social de Benedicto XVI, y yo desde mi interior decía, pero dónde ha estado este...., pues yo que he vivido la JMJ no he parado de oír a Benedicto XVI alentándonos a los jóvenes hacia el compromiso social y la entrega por amor a los demás, a ejemplo de Jesucristo, que lo dio todo... por amor...

         Por este amor, tras la JMJ, muchos jóvenes visibilizaron lo que ha ocurrido en el corazón de muchos miles y millones de peregrinos, que están orando y meditando la Palabra de Dios, y la pregunta ¿qué quiere Dios de mí?, el  Camino Neocatecumenal en Cibeles, hablaba de casi 5000 chicos y 3500 chicas que se abrieron a una vocación consagrada, quizás tu estas leyendo esta colaboración te preguntarás ¿y yo, porqué no?, considero que la responsabilidad y la generosidad de estos jóvenes, hará que esa inquietud que Dios ha hecho brotar en su corazón, dará hermosos frutos de santidad y de consagración a Dios, en la vida religiosa, sacerdotal, o matrimonial, haciendo presente a Dios en cada instante de nuestra vida.

     En la tarde de cuatro vientos, el viento sopló fuerte, la lluvia hizo su aparición, calmando el calor que los miles de jóvenes habían pasado durante la jornada,  pero sin embargo , no calmó el calor del corazón, los dos millones allí congregados, en silencio y con las rodillas en la tierra  adoraron a Cristo, y escuchaban los que Dios tenía que decirles, el silencio que se hizo en cuatro vientos sobrecogía, alguien que no fuera cristiano, se preguntaría que habría ocurrido, pues todo  calló, Cristo nos hablaba a cada uno de nosotros, No estábamos solos, pues estábamos rodeados de quien pensaba como nosotros, pero Dios hablaba al corazón de cada uno, era el momento de la intimidad, de entablar el diálogo con el amigo, la confidencia secreta, de sanar las heridas de la vida, de la conversión del corazón.

     Sólo Cristo, por eso nos decía el Papa "no os avergonceis de Jesucristo", ahora es el tiempo de la misión, de ser los testigos de Cristo en nuestros ambientes, en el trabajo, en la familia, en el instituto, en las discotecas, con los amigos, lo que hemos vivido debemos llevarlo a la vida, y hacerlo presente a Cristo allí donde es necesario, en el sufrimiento, en el dolor, en la soledad de las personas de este primer mundo. Dios ha hecho este milagro en los corazones, y para los más agoreros, gracias Santo Padre, por arraigarnos y edificarnos en Cristo.



Miguel Ángel de la Torre Vallejo

http//marianistacordoba.blogspot.com

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